¿Quién fue Mama Antula? La primera Santa argentina de la Iglesia Católica
Calificada como una «mujer como pocas» que se «excluyó de los mandatos sociales» de su época, Mama Antula es la primera santa argentina de la iglesia católica. Nació en 1730 en el interior de Santiago del Estero y desde muy joven asistió a conventos para ayudar a los religiosos en los quehaceres o enseñar catecismo.
La beata se «excluyó de los mandatos sociales que establecían lo que debía ser una dama de su condición y no eligió para su vida ni el matrimonio ni el convento», expresó Alicia Guevel, autora del libro «Mama Antula. Mujer y ruin».
«La tradición oral dice que en ese momento dramático, uno de los sacerdotes apartó a María Antonia y le entregó una capa, que lejos de guardarla, la vistió porque no tomó la expulsión de los jesuitas como una derrota sino como una fuerza propulsora para salir a evangelizar», agregó.
Mama Antula vistió su capa y continuó su predicación por varias provincias como Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba y Buenos Aires, en un periplo que le demandó transitar más de 5.000 kilómetros.
«Se manejaba con los ‘grupos subalternos’, pueblos originarios, esclavos e inculcaba ideas de lo que hoy diríamos dignidad humana, libertad e igualdad. Como era necesario ampliar su prédica, se dirigió a Jujuy a pedir permiso para restablecer los ejercicios espirituales y se presentó como María Antonia de San José, beata profesa de la Compañía de Jesús», detalló la historiadora.
Mama Antula fue el nombre que le dieron las comunidades originarias en ese momento, «Mama» por «mamá» y «Antula» que, en quechua, es «Antonia». Fue tanta la insistencia de la sociedad que sentía esa vacancia dejada por los jesuitas y la paciencia de María Antonia que, finalmente, las autoridades, tanto eclesiásticas como reales, le permitieron empezar a realizar los ejercicios espirituales.
Con su llegada a Buenos Aires en el año 1779, la beata ordenó el levantamiento de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en la Avenida Independencia 1.190 del actual barrio porteño de Constitución, en un predio que ocupa casi toda una manzana y es una de las construcciones más antiguas de la Ciudad de Buenos Aires.
La construcción de la Santa Casa fue uno de los principales objetivos de la beata, que logró levantar sobre terrenos donados y con la autorización del virrey Vértiz y del Cabildo, y con fondos provenientes de limosnas de los fieles.
Actualmente, en la Santa Casa viven las hermanas de la Sociedad de Hijas del Divino Salvador, que es la congregación que se inspira en Mama Antula, acompañadas por laicas consagradas que llevan adelante su obra.
En una de las antiguas celdas vivió y murió María Antonia de Paz y Figueroa, lugar en donde se encuentran algunos elementos personales como su túnica, el tradicional bastón con forma de cruz que llevaba consigo a todos lados, y un leño que fue utilizado como señal de su sepulcro.
Fuente Todo Jujuy