
Según estudios de la Organización Panamericana de la Salud en el año 2020, el 27% de los adolescentes y jóvenes encuestados en América Latina y el Caribe reportaron haber sentido ansiedad y el 15% depresión. Una de las causas de estos problemas fueron las redes sociales.
Asimismo, el 52% de los jóvenes entre 15 y 29 años de edad experimentó estrés y el 47% había tenido episodios de ansiedad o ataques de pánico durante la cuarentena.
Brasil, México, Argentina, Perú y Colombia, han sido los principales países de Latinoamérica que han identificado un crecimiento en la afectación de la salud mental de las personas.
Los adolescentes y jóvenes adultos conforman el grupo de personas que pueden tener más trastornos como ansiedad, depresión y trastornos alimentarios. Los factores que pueden contribuir a estos problemas incluyen el estrés académico, la presión social, la inseguridad económica y los cambios hormonales.
Lady Guzmán Riveros, psicóloga y neuropsicóloga de la Universidad Politécnico Grancolombiano en Colombia, indicó que “las redes sociales tienen dos aspectos, uno de beneficio para la identidad y otro se relaciona con la depresión y ser aceptado por la sociedad (…) la personalidad y la identidad como tal, se da precisamente en la adolescencia, entonces los jóvenes y adolescentes que ahora tienen total acceso a las redes sociales, se convierte en su principal vínculo”.
La psicóloga advirtió que las personas empiezan a tener patologías muy alarmantes con la suplantación de identidad como la depresión, ansiedad, entre otros.
La razón puntual es porque confunden una idea de estándar de cómo se debe ser feliz basados en lo que se muestra en las apps.
“En estos casos no hay un acompañamiento adecuado, pero si nosotros desde casa, como familia, como cuidadores no potencializamos la autoestima, los valores, los pensamientos, va haber una probabilidad grande de que esto siga pasando”, resaltó.
Los padres, educadores y profesionales de la salud mental pueden ayudar a los jóvenes a utilizar las redes sociales de manera segura y saludable, y a desarrollar estrategias para manejar los posibles efectos negativos en su salud mental.
Por un lado, es importante fomentar la comunicación abierta y un ambiente seguro, en el que haya un apoyo desde el hogar y la escuela para que los jóvenes se sientan cómodos hablando sobre sus experiencias en las redes sociales.
Es recomendable establecer límites de tiempo para el uso de las redes sociales, especialmente antes de acostarse.
Asimismo, es importante promover el uso positivo de las redes sociales, ya que los jóvenes pueden ser incentivados a utilizar las redes sociales de manera constructiva, y así pueden fomentar el autoestima.
Por último, estar alerta a los cambios en comportamientos como la tristeza, ansiedad o el aislamiento social, ya que podrían indicar problemas de salud mental relacionados a las redes sociales.
Si se observan cambios en el comportamiento, es recomendable buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
Fuente: Infobae