Sociedad

EL PUEBLO PESQUERO CON TESOROS NAZIS EN ARGENTINA

Punta Indio debe ser uno de los lugares más curiosos de nuestro país. Está a apenas 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires aunque el último tramo es de tierra, así que lleva más de dos horas llegar y hay que ir despacio.

Esa entrada lenta, ese destete de la gran ciudad, parece indicado para lo que vendrá en seguida: un pueblo costero con otro aire y otros tiempos. Calles de arena y bosque y playa. Pero no mar, Punta Indio da al río.

Es el comienzo de la Bahía de San Borombón y es un bello anticipo de los pacíficos caseríos que pululan por la costa atlántica. Un pueblo de campo pero también de pescadores. Y ahora viene lo más importante: en Punta Indio pasan cosas. De noche sobre todo pasan cosas.

La vida gira alrededor de las ruinas del Gran Hotel Argentino, una mole que le jugó (y perdió) una pulseada a la naturaleza. Levantado en los años treintas para hospedar a la clase alta porteña que no deseaba emprender el, entonces, larguísimo camino a Mar del Plata.

Con pista de baile, salas de juego, casino y caballerizas. El esplendor duró mucho menos de lo que esperaban. Con la decadencia de la posguerra llegó el mito del hospedaje a exoficiales alemanes y lo mejor de todo, la leyenda del oro nazi escondido en sus cimientos, que aún perdura entre los aficionados a las búsquedas de tesoros.

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