UN DIA COMO HOY

A 33 AÑOS DE CHERNOBIL

¿Cómo es la fauna del lugar luego de la radiación?

El 26 de abril de 1986 el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) sufrió una explosión durante unas pruebas técnicas. A consecuencia del accidente se emitió unas 400 veces más radiación que la liberada por la bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima (Japón) en 1945. Este es, hasta la fecha, el mayor accidente nuclear de la historia.

Las labores de descontaminación se iniciaron de inmediato. El accidente tuvo un gran impacto sobre la población humana. Aunque no existen cifras claras, las consecuencias físicas (pérdida de vidas humanas) y psicológicas debido a la evacuación fueron graves.

El impacto inicial sobre la naturaleza fue también importante. Una de las partes más afectadas fue el pinar ahora conocido como «bosque rojo». Esta zona recibió las mayores dosis de radiación y pocos animales sobrevivieron a las dosis radioactivas más altas.

Hoy, 33 años después del accidente, en Chernóbil viven osos, bisontes, lobos, linces, caballos de Przewalski, y unas 200 especies de aves, entre otros animales. Un grupo de investigadores de diferentes países del mundo descubrieron que en el lugar habitan grandes mamíferos, aves nidificantes, anfibios, peces, abejas, gusanos, bacterias y la descomposición de las hojas.

Los trabajos presentados mostraron que en la actualidad la zona de exclusión alberga una gran biodiversidad. Además, confirmaron la ausencia general de efectos negativos de la radiación sobre las poblaciones de animales y plantas de Chernóbil. Todos los grupos estudiados mantienen poblaciones abundantes y perfectamente funcionales en el área.

Sí se han detectado algunos efectos negativos de la radiación a nivel individual. Algunos insectos, por ejemplo, parecen vivir menos y estar más afectados por parásitos en zonas de radiación alta. Algunas aves también presentan daños en su sistema inmune, aumento de albinismo y alteraciones genéticas. En todo caso, estas alteraciones no parecen afectar al mantenimiento de las poblaciones.

En la actualidad varios proyectos intentan retomar la actividad humana en la zona. Se ha popularizado el turismo de catástrofes, con más de 70.000 visitantes en 2018. Existen planes para construir plantas solares para la producción de energía. Incluso el pasado otoño se organizó un festival de música electrónica en la abandonada ciudad de Prípiat.

En 33 años Chernóbil ha pasado de considerarse un desierto para la vida a ser una zona de interés para la conservación de la fauna. Paradójicamente, ahora es necesario mantener la integridad de la zona de exclusión como reserva si queremos que en el futuro siga siendo un refugio para los seres vivos.

Publicado originalmente en The Conversation.

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