Icono del sitio El Interior Digital

SE CUMPLEN 70 AÑOS DE LA MUERTE DE ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

Enrique Santos Discépolo fue mucho más que un artista. Fue un ícono de su época, y al mismo tiempo la trascendió. Porque sus obras, en especial las del tango, siguen teniendo en pleno siglo XXI una vigencia notable.

Pasaron exactos 70 años desde aquel 23 de diciembre de 1951; ese día, un síncope al corazón lo sorprendió en su departamento céntrico cuando recién había cumplido el medio siglo de vida. Demasiado joven murió este compositor, autor teatral y actor, que había nacido el 27 de marzo de 1901.

Curiosamente, al siglo XX le dedicó uno de sus tangos más famosos y más reproducidos a lo largo de la historia, “Cambalache”. En él se suceden hechos y protagonistas de una manera cíclica, como si la vida en la Argentina fuera un eterno loop.

“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor; Ignorante, sabio o chorro; pretencioso estafador; Todo es igual, nada es mejor; Lo mismo un burro que un gran profesor”, dice en un fragmento la canción compuesta en tono satírico por Discepolin y que tuvo en Julio Sosa a uno de sus mejores intérpretes, sino el mejor.

Entre otras grandes obras escritas por el poeta, que quedaron inmortalizadas en el cancionero del tango argentino, están “Uno”, que compuso con Mariano Mores; y “Yira yira”, dos obras que tienen un perfil anclado en la desesperanza.

Fue un adelantado a su época. Debutó como actor a los 17 años, y a los 18 ya había escrito sus primeras tres obras de teatro: El señor cura, El hombre solo y Día feriado.

Sus primeros coqueteos con el tango se dieron en 1925, año en el que compuso la música de la pieza llamada “Bizcochito” y la letra y la música de “Que vachaché” (Qué vas a hacer, en lunfardo).

Su obra trascendió las fronteras de la Argentina. Para el escritor español Camilo José Cela, Discépolo fue uno de sus poetas preferidos. El mismo elogio llegó de un prócer de la literatura argentina don Ernesto Sábato.

Salir de la versión móvil