Lo que hoy se conoce como “La noche de los lápices” fue parte del plan represivo puesto en marcha durante la dictadura de 1976. El año anterior, en 1975, los estudiantes dieron una lucha social que tenía que ver con el boleto escolar secundario.
Durante septiembre de ese año en La Plata y, también otras ciudades del país, se realizaron movilizaciones donde participó una gran cantidad de jóvenes. Y fue justamente en la capital de la provincia de Buenos Aires donde a partir del reclamo se logró una tarifa diferencial para los estudiantes secundarios.
La Ciudad de La Plata era de las ciudades universitarias más importantes de Argentina. Nacieron y se desarrollaron allí muchas organizaciones políticas que buscaban nuevos derechos y nuevas reivindicaciones a nivel social.
Uno de esos derechos se había logrado en 1975, pero traería lamentables consecuencias al año siguiente con la instaurada dictadura militar, que llegó para desarticular cualquier acto de militancia e ideología política diferente a la impuesta por el gobierno de facto.
En la década del ‘70, los y las estudiantes del nivel secundario se nucleaban principalmente en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) -vinculada a Montoneros- y en la Juventud Guevarista (JG) -vinculada al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). También pertenecían a la Federación Juvenil Comunista (FJC); la Juventud Socialista (JS); al Grupo de Estudiantes Socialistas Antiimperialistas (GESA); y a la Juventud Radical Revolucionaria (JRR).
Una noche de septiembre del año 1976, precisamente el 16 de ese mes, el grupo de tareas de la policía bonaerense, quien tenía al mando a Ramón Camps, llevó a cabo un operativo en el cual fue secuestrados un grupo de jóvenes, Claudia Falcone (16 años), Francisco López Muntaner (16 años), María Clara Ciocchini (18 años), Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años) y Claudio de Acha (18 años).
Días después continuaron la tarea Emilce Moler (17 años) y Patricia Miranda (17 años), el 17 de septiembre, Pablo Díaz (19 años), el 21 de septiembre. Gustavo Calotti (18 años) había sido secuestrado días antes, el 8 de septiembre.
De aquel grupo, únicamente cuatro sobrevivieron. El resto integran la triste lista de alrededor de 340 adolescentes de todo el país -de entre 13 y 18 años- que fueron secuestrados, detenidos, desaparecidos y asesinados.